Escalera
al
bajar
la
escalera
primero
un pie
después
el otro, así
lo
aprendo, veo cómo uno,
un pie,
responde a cierto impulso
de
caída siempre a tiempo y espacio
adecuado
a la medida del zapato –ahora dicen
que el
tamaño ya no importa–, justo en el instante
en que
mi pie no cabe en el peldaño maya del Castillo,
y tropiezo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario