miércoles, 31 de enero de 2018

MANUEL IRIS




Decir lo ajeno

Somos los hombres sin nieve
nacidos entre tormentas caniculares,
con las casas abiertas de par en par
y las retinas contraídas
frente al motín incesante de los colores.
Eugenio Montejo



I

No es mía la blancura
que hay fuera de la página.
Acostumbrado al mar, no puedo comprender
ese cristal que vuelve al árbol reverente,
que torna delicada su genuflexión glaciar.
El suelo me encandila, y sin embargo
voy dejando huella
sobre un plano que observo
con ojos asombrados.
Hoy mienten los caminos, finge su aliento
el agua detenida que va quedando aquí
sobre lo níveo que —parece— lo soporta todo
y en verdad, como cualquier belleza
todo absorbe y consume:
Hoy no he podido doblegar a la blancura.


II

…ni escribir la transparencia. Mis herramientas
no han podido comprender el árbol de cristal, su sombra que es de luz
ni su capacidad de sepultarme en hermosura, de lapidarme
en su fragilidad.


III

Alma tranquila, horma, dura vena,
molde interior de la escultura de sí mismo
el árbol sigue allí,
gotea.
Se va tornando cada vez más árbol.
Todo nos dice que la eternidad se acaba
y el silencio sigue allí,
cayendo.

Cincinnati, OH Enero del 2009


De: “Nueva Nieve”


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