Contradictoriamente
I
Si todo
puede ser
todo es
posible.
Posible
que yo menstrue
la
tarde en que me anheles con locura.
Posible
que haga sol
el día
en que mi alma llueve tanto.
Si todo
puede ser
todo es
posible.
Posible
que de pronto
me
caiga sobre el cuello el arco iris
o el
filo de un machete.
Posible
que en el aire
me
llegue la fragancia de un durazno
o el
acre desperdicio de un difunto.
Y así
como es posible
que
llore sonriendo
o ría
de dolor con estridencia,
podría
ser posible tanta náusea
o tanto
malestar en la mirada.
Y yo
puedo deciros
que
todo me hace mal si está mal hecho,
que
todo me produce
un
vómito de estrellas amarillas.
Que
cuanto más comprendo
más
náusea me sube a la cabeza.
II
Si todo
puede ser
todo es
posible.
Posible
que me alegre
con
tantas aflicciones imprevistas,
posible
que me aflija
con
tantas alegrías inventadas.
Contradictoriamente
ya nada
me resulta transparente.
Podríamos
decir que me contagio
de un
mal ya sin memoria.
Si todo
puede ser
todo es
posible.
Posible
que hasta el aire hiera tanto.
Posible
que haya heridas
que
corran y se alarguen como el agua.
Posible
que en la tierra
en vez
de cereales y hortalizas
empiecen
a crecer los niños muertos.
III
Hoy
todo me hace mal y me desdigo,
reniego
por la vida que se queda
pendiente
de una rama en la quebrada.
Reniego
por la muerte que pernocta
al
centro de adverbio negativo.
Si todo
puede ser
todo es
posible.
Posible
hasta yo mismo con mis letras,
mi
náusea, mi herida, mi mentira.
Irremediablemente
por fin
puedo deciros
que
sólo la verdad es imposible.
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