Improbable
Nadie es el otro,
ahora que un cerrojo
es certeza del regreso.
Al cerrar la puerta
que abre el universo habitual,
del otro lado quedan los gestos
que trazaron su mundo en otra realidad.
Al abrir la valija,
el viento que entra por la ventana
agita la ropa y propaga un olor a
encuentro imposible
a calle desierta en la madrugada
a sudor de un día que terminó al día siguiente.
De quién es el equipaje que trajo,
si todo huele a alguien que no retornó,
se pregunta la recién llegada.
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