martes, 10 de julio de 2018

IRMA TORREGROSA





Era venir desde el amor
y que nos faltara la noción del tiempo,
era dejar las memorias recostadas
en las oscuras aguas del sueño.
Era si tu voz brotaba de mi costado
o sólo era el eco de tu sonrisa
en otra oreja,
seguir las migas de tus pasos
por las puertas de la casa,
                                                esos laberintos francos
                                                que se abren a las voces.
Era el perfume agonizante
a lluvia, la distancia que guarda
las caricias pendientes, las sonrisas
que nunca se cruzaron y andar
descalzos por donde el sol no pasaba.
Eran nuestros dedos murmurando
algo que nunca sabré,
porque sé que no estarás
y yo no sabré como desatarme los huesos de tu nombre.



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