Peceto al horno
Éramos
tan pobres
que
hacíamos simulacros de comida
yo
prendía el horno
cebaba
mate freía cebollas
y
después nos sentábamos a comer
los
platos del juego de casamiento
estaban
vacíos
eran
una hormiga en el ocaso
una
almohada sin cama
un
brillo en la penumbra
yo la
miraba a mi mujer a los ojos
qué
rica la carne al horno le decía
mientras
masticaba pan tostado con cebolla
ella se
limpiaba los labios con la servilleta
en un
gesto de única elegancia
te
salió riquísima decía
exquisita
exquisita
parece
un murciélago
que ve
por primera vez la luz
yo
elevaba una copa imaginaria de champán
para
festejar el comentario
Éramos
tan felices
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