viernes, 19 de octubre de 2018

FABIÁN RIVERA





Auto confesional,
donde el autor refiere algunos hechos de su vida,
y que tiene como misión rellenar el folio décimo
y así cumplir con lo pactado y requisito.

yo, que sólo conozco sed y hambre,
tallé la espalda, lavé los pies de dios con tal ahínco,
despertando al vómito una tarde:
soy tan frágil y tan bello como una bolsa ebria de basura

no comprendo que se traen estos días con su cara de abril y tan pellejos
no comprendo tus gemidos si bebiste leche bronca,
eres hermosa flemática y penúltima como una rosa pensada en nuestro siglo

escribo a las nueve o diez del día de mañana
con la misma exactitud del invierno malabar en nuestra tierra
al par de varios metros de plática nocturna

escribo para quienes celebran mi ignorancia, mi poca solvencia y mi cordura;
escribo para ellos, no como hombre,
sino como el falso profeta que habla del sol y del trabajo,
y tiene en ambos brazos dibujado, el beso matinal del alimento…


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