miércoles, 5 de diciembre de 2018

TANIA CARRERA





Padre



Al final de la calle,
crece el árbol amarillo.
Como ecos del tronco,
las raíces brotan de sus ramas:
son líneas de sol,
cuerdas desde el cielo.

Sus hijos lo habitamos amorosamente,
en nosotros pájaro y simio y flor se reconcilian.
Trepamos por las ramas
y luego, como frutos, caemos,
inmaduros,
audaces;
caemos
y volvemos a subir,
como semillas que germinan en la luz.

El amate es un papalote:
Grita uno de nosotros
y los nacidos de su sombra
tomamos con fuerza las raíces.
Unos se asen a la tierra,
se hunden en la madre del árbol.
Otros se mecen, chocan,
trenzan las tardes como lianas.
Todos amarramos, tal vez,
un vuelo de catástrofe.


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