Las naves
Para Raúl Blanqueto y
Carlos Vadillo,
en la ebriedad de sus
memorias.
Las
naves que no fueron las que nunca han sido otra cosa
que
traficantes de fierezas
Buscan
un sitio en la memoria de hombres pobladores de
los
muelles
Sus
esqueletos quedan ahora como cascos habitación del
óxido
después de una batalla
Vencedores
de una pelea víctimas de la hecatombe del
invencible
tiempo
Sangran
la sangre es un río sin desembocadura el grito
es una
espina muda en la ingle
De
aquellas naves ninguna dura las arenas hablan de
capitanes
y marineros que nadie conoce
Los
libros cuentan de ladrones asesinos escoria de otros
siglos
blanco del odio y la indiferencia de estos días
Ya el
salitre recorre antiguos nombres apellidos que son
moneda
corriente en las calles
Ya el
olvido recobra lo que le pertenece incluso la huella
que
alguna vez dejaron esas naves en la brisa
para
alabanza y gloria de sus héroes
Han
pasado los años sólo queda de las hazañas de fieros
navegantes
estas palabras que nada cuentan de
ellos
ni los alaban
Y esta
obsesión de pensar que existieron
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