Colegio de monjas
Te
esperamos
arrimados
al auto
de
nuestras ansiedades.
Con
nuestras hormonas desatadas
nos
fumamos nervios
y vemos
pasar el día
y al
cometa Halley.
Llegas
a nosotros y el auto se enciende con el olor
que
expele tu colegiala profunda.
El
viento te vuelve una copia
de la
Marilyn más sediciosa del planeta
La
cómplice radio nos canta:
Despiértame
cuando
pase el temblor
y
cuando pase el olvido, claro.
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