Adiós a Petrogrado
Canto
de sangre mis últimas palabras.
Canto
mi boca, canto de viento,
canto
de miles de lectores que fijan sus ojos
en una
palabra al mismo tiempo.
Canto
de generación espontánea, canto
de
orugas de barro que quiebran crisálidas
para
crear nuevos cuerpos. Canto los juegos
de
falso y verdad mezclados en aire,
canto
mi voz de incendio. Canto de hormiga,
de
sauce,
de
parálisis sagrada. Canto en la voz de los otros
y en
ellos
nada.
Canto la boca,
el
brazo, el silencio, el trabajo del último alfarero
que
hace un ser: lo calla, lo besa, lo siente
y en
todo esto canto
su
historia,
las mil
tierras de su vientre,
la
nada,
canto
a ti.
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