Educada
en el vicio de los hombres
voy a la cocina y me siguen
voy al baño y golpean la puerta
me despiertan en la noche para preguntarme si
duermo
llaman por teléfono en todas mis ciudades
para avisarme cuidado con el vino y la vida
literaria
no he perdido padre ni tíos ni ahijado ni
amigos de juventud
por no perder no he perdido ni editor
ni ese hombre que ya sombra aún cuida mi paso
en las esquinas
no me han dejado caer de su mano de su vicio
de su peso de mi corazón
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