lunes, 27 de enero de 2020

CARLOS VILLALOBOS




  
Exhumación de la Madre



No, Madre, no estás piedra sin palabras en la tumba.
Tu cadáver aún sabe a beso.
Tu vientre es una llaga en llamas
que alumbra cuando Dios se apaga.

No, Madre, no estás en el fondo de los perros.
No cupo tu nombre en las fosas que dejó el olvido.

Aún hay saliva de la luna en tu cadera.
Aún hay ceniza de tu hueso cada viernes.

He visto tu evangelio carcomido por la culpa.
He visto la luz a rastras en los templos del castigo.

Urge, Madre Nuestra, que regrese tu regazo,
que nos salves del humo,
y del aliento que madura con el trueno.

Urge que nos laves la duda con la duda misma
que nos quites del ojo estos buitres del noveno mandamiento.




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