En la calle bañado por la luna
Taciturno, Pierrot se erguía.
La imagen pálida de Pierrot
¡Humedecida por los rayos de la luna!
A su alrededor echó en vano la mirada fija
buscando la sombra de Colombina.
Y con desconsuelo infinito
¡Se le saltaron las lágrimas!
No hay comentarios:
Publicar un comentario