Canto XIV. A la luna
Oh
graciosa luna, yo me acuerdo
que,
hace un año, encima de este risco
venía
lleno de angustia a contemplarte:
y
tú pendías sobre aquella selva
como
ahora, que toda la iluminas.
Mas
nebuloso y trémulo, en el llanto
que
bañaba mis ojos, a mi vista
tu
rostro aparecía, pues pesarosa
era
mi vida: y es, tenor no cambia,
oh
mi dilecta luna. Y aún me place
la
recordanza, y numerar los años
de
mi dolor. ¡Oh cuán grato acontece
en
el juvenil tiempo, en que memoria
ha
breve el curso, y luengo la esperanza,
el
memorar las cosas del pasado,
aunque
sea triste, y el afán perdure!
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