Soneto X
Cuando
veo tu porte coronado
en
el laúd urdir tan triste canto
que
forzar bien podrías con tu encanto
prados,
rocas: cuando te veo ornado,
y
de virtud sin fin tan ataviado,
que
elogio alguno te merece tanto
ni
loa del más grande arroja un manto,
medita
así mi corazón pasmado:
¿Tanta
virtud que te hace pretendido,
y
de todos un joven tan querido,
no
podría lograr que tú me amaras?
¿Y
a tu bondad añadiendo lo encomiable,
el
gesto tuyo de apiadarte afable,
que
por mi dulce amor tú te inflamaras?
No hay comentarios:
Publicar un comentario