martes, 4 de agosto de 2020

ALTAÍR TEJEDA DE TAMEZ






El árbol a la orilla del camino



Existe a la orilla de un viejo sendero
por donde a menudo suelo caminar,
un árbol muy grande que ofrece al viajero
su sombra fragante para descansar.

Una hermosa tarde del mes de Febrero
al verme a su lado, me invitó a soñar
y en su viejo tronco advertí un Te quiero
grabado, que el tiempo no pudo borrar.

¡Pobrecito amigo! no eres el primero
que aún lleva la herida que le hizo sangrar.
El amor es bello, pero es cruel y artero
y siempre que pasa, nos hace llorar.


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