viernes, 11 de diciembre de 2020

AÍDA VALDEPEÑA

 

  

 

En esta nueva historia no hay espejos

  

 

Podrías haber hecho el esfuerzo

por entender un poco

mi condición de ahogo.

Porque para mí

la vida no ha sido ningún colchón de azúcar.

Tuve que entenderlo todo a gritos

o silencios

tuve que forjarme un camino distinto

para llegar a donde todos llegan.

Eso que para otros es sólo eso

para mí, fueron orografías siniestras

precipicios

relieves

estrepitosas calles.

Lo que a otros

cuesta diez minutos entender

a mí me está llevando vida entera

y no es locura, ni arrebatos de la edad

es que mi mente

como un largo laberinto

tiene salida por la puerta de entrada

para nunca acabar.

Podrías, entonces, haber hecho un tierno intento

por entender un poco mi condición de ahogo.

Ni siquiera hubieras tenido que hacer aquel intento

porque tú también te ahogabas

para ti fueron olas

lo que para otros

arroyos menores.

También tu mente

fue un huracán sin forma definida.

 

 

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