domingo, 27 de diciembre de 2020

KARLA GÓMEZ

 

 


 

 

ESTÁ BIEN, creo que nací.
Quien me vio no está conmigo,
se quedó hace algunos pasos.
Andaba un poco bajo de la vida
y sin nada que decirme.
No hay palabra en los ojos
perdidos del pasado.
Entre tanta gente que se queda.
En esquinas de donde no se vuelve.

 

Y ahora, como si yo fuera el padre
que retrocede y, sin voltear la cabeza,
se consigue otra vida.
Como una pestaña suelta
el reloj tirita este lento despertar.

 

Ha pasado un largo tiempo en que he olvidado el contenido de las gavetas
y la dimensión de la casa.
Yo no sé si tú tengas una gaveta o una casa o un secreto.

 

Bajo un árbol tuve este sueño:
Repasando las sombras de cada noche
lo vi y lo primero
que pensé fue en mi padre,
así me lo imaginé de tanto que no me hablaban de él,
de tanto que su fotografía quedó en pedazos
entre las bocas que le oscurecen.
Y costuré pedazos que yo encontraba
cerca del teléfono y de la casa donde nadie contestaba.
Y mientras mis ojos también se cerraban por dentro del sueño,
él se fue.

 

 

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