Lisboa
Bajas
de la muerte, de la dura selva de la página
en
blanco,
sabes del nocturno mausoleo del martes
y de
la rosa, de los claustros sumergidos,
de las lanzas y los yunques de origen absoluto,
de
las patas de paloma
como
dólmenes oscuros.
Querías
hacer del tiempo capitel helado,
hacer
acanto de mis manos temblorosas,
de
mi soledad hacer un ramo
de
acápites borrachos; pero sé del amor, de su ágil color negro,
del
lugar donde los dedos se abren
como
escarcha,
de
sus gestos de río, de la sonora soledad
de
tus puñales; sé de tu alianza de luz
y de
septiembre, sé del miedo manuscrito…
Enséñame
el cadáver de la muerte con su sangre
de
jueves bocabajo y el trono del espacio
del que nunca hemos hablado,
esa
poética oculta como una obsesión dulce
donde has escrito
tu
música quebrada.
De: “Fuera
de sitio”
No hay comentarios:
Publicar un comentario