Piedras
y árboles
Piedras y árboles son seres de la lentitud
Pero si te esforzaras
y te estuvieras quieto con ojos apuntalados en el suelo
si esperaras en silencio como si el tiempo
fuera un animal más lento todavía
de lo que un árbol o una piedra puede ser
puede ser que por una curiosidad mansa
te vengan a comer la mano las piedras o los árboles
como un perro o una paloma intrépida
En el campo en los caminos bordeados de árboles de piedras
no hay silencio nunca: el crujir provocador del viento
los conejos en una prisa de madriguera en madriguera
las alas del colibrí como un enjambre de moscardas
el martillar continuo del pájaro carpintero para imitar un tosco corazón
fuera de los troncos y el sol
porfiando con estruendo en las sombras del follaje
todo es ruido para ahogar el ritmo íntimo y débil
atiendo negro casi apagándose
por dentro de una piedra o de
un árbol;
pero es ese compás silente
(telaraña de vida)
que me embala
cuando cansada,
reposo la cabeza en una piedra
y me pongo a morir
un poco
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