sábado, 8 de mayo de 2021

FERNANDO ESPEJO

 

 

 

El silencio


 

Yo soy, aquí
un párvulo del sueño
ornado con el mínimo llanto de los niños,
con la efímera voz de las mujeres
que hablan construyendo una casa de pan,
de azúcar y sillones…

 

Tocaron a la puerta
las personas, las voces, las esquinas y las calles abiertas…
¿Nada aún para mí?
…Nada más la costumbre de luz que hay en los pájaros,
un regreso sin nadie,
y el ser nativo de este país de lánguida tristeza…

 

Ahora, diminuta paloma sustraída,
afinando el oído
he de buscar tu voz
en la íntima boca de las flores…

 

¿Cómo entender la hermética frase de los lirios?

 

Me voy junto a la tarde,
hasta el fondo del día
y donde cae
con un poco de arena diluida, grano a grano,
y juegan en el parque las palabras de siempre…

 

Ahí me estoy, mirando…
En la destituida altura de las nubes.
¿Qué es lo que hace tu rostro?
Humo y luz…

 

Luego, siempre, la noche
al final de las calles,
deshojando de amor, pétalo a pétalo,
una estrella que muere entre mis manos.

 

 

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