Memoria de tu mano
Tu
mano y esa mía que le ofrece
por patria y por paloma residencia,
cascada que al compás de su cadencia
tu noche entre mi noche desvanece.
Tu
mano que en mis ojos amanece
y al párpado promete su presencia,
¡desátala, amor mío, de la ausencia
clavada donde el muérdago florece!
Cuando
la herida blanca del cabello
descienda, ya fraterna y vespertina,
a hilar sobre nosotros su destello,
Será
que se habrá vuelto golondrina
en el zorzal de besos de mi cuello,
tu mano de mi mano peregrina.
No hay comentarios:
Publicar un comentario