Carácter
A
veces la vida se anda
con
las piedras de la familia
dentro
de los zapatos.
Mi
madre, por ejemplo,
siempre
me decía: «Hijo,
vístete
bien y sé sensato
que
esa cabeza tuya
no
va a traerte nada bueno,
así
que ponte la chaqueta
y la
camisa recién planchada;
y
mira lo que te digo:
procura
no hablar
demasiado».
Y
luego, prudente, añadía:
«No
te signifiques,
no
te signifiques,
y
ponte los zapatos
de
tu padre».
Los
zapatos tenían
una
talla menos
y me
hacían daño.
Antes
nunca le hacía caso
pero
ahora hago lo imposible
para
que ella me recuerde.
Por
eso prefiero escuchar
antes
que hablar y vestirme
a
juego con mis palabras;
por
eso aún guardo sus zapatos.
Y
aunque a veces pasa
que
cuando me los pongo
parece
como si volase,
otras,
cuando el viento
trae
ruido, ni el recuerdo
ni
las piedras logran
que
el carácter de mis pies
se
ahorme a su legado.
De: “El cielo desnudo”
No hay comentarios:
Publicar un comentario