Un
Cantar.
Señor,
en el sentido de tu dulce gracia
Envía a mi alma a buscar tu rostro.
Tus benditos ojos reproducen tal deseo,
Muero en el delicioso fuego del amor.
O el amor, yo soy tu sacrificio.
Permaneced inmóviles triunfantes, ojos benditos.
Aún brillan en mí, ¡soles hermosos! que yo
Aún puedo contemplar, aunque todavía moribundo.
Aunque todavía Moribundo, vivo de nuevo;
Aun anhelando por lo que aún estoy muerto,
Así gratificada es la pérdida de la respiración.
Moribundo incluso en el deseo de la muerte.
Aún vive en mí esta lucha amorosa
De vivir la muerte y el morir la vida.
Porque mientras tú dulcemente me das muerte
Muerto por mí mismo, yo vivo en ti.
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