Volverá
esa mujer de muchos nombres,
su
mirada sin ojos.
Ella
gritaba ya en los corredores
como
un cardumen de violines rabiosos,
ya
se nutrían las cornejas
de
su hermosura
cuando
avanzaba yo
por
los puentes de mi madre,
desnuda
y mínima,
para
iniciar el gran error
De: “Distancias”
No hay comentarios:
Publicar un comentario