Para Mauricio
Ya no taparás más el hueco del costal,
tampoco costurarás bultos de cacao, o de café.
La lluvia ha caído fuerte, dijo mi hermano.
Y tú estabas enfermo, azotando cargas todavía,
afilando tu machete, tu cuchillo, tu lengua.
Mi padre estaba triste, lo sentí.
¿Qué decir?
Por ti escribiré un poema largo.
Sí, he de verte un día con tu pañuelo en la cabeza,
sudado otra vez,
y con tu garfio de estibador.
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