Desde el autobús
Mejor no cerrar la ventana.
Ha
de consumarse en la mirada
la vida que transita por la ciudad.
No
volver a casa
para sentarse otra vez en la mesa
a masticar tiempo o un trozo de pan
que no sabe de la fatiga.
Mejor
no contarle a nadie que a diario,
una pregunta irremediable deambula
por las habitaciones
y se come lo poco que hay en la
alacena y en rincones por donde paso.
Que
hasta yo crea mis mentiras,
que me reciba al llegar
y me abra la puerta sin cansancio.
Mejor
no cerrar la ventana
y no regresar y quedarse y seguir
mirando el mundo desde el autobús.
De: “Pájaro de piedra”
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