martes, 2 de noviembre de 2021

DANIEL CUNDARI

 

 

6

 

La luz está llena de vahído,

tu sonrisa se derriba en la sala

colmada de algo con ginebra.

 

Los músicos se voltean y se ojean

como mujeres malas o ladrones.

 

El escalofrío, la suerte, el barranco,

hacia el sur nos llama el remolino

de un contrabajo enlucido de amarillo.

 

La muerte ya no importa, he de vivirla

con estilo y de manera peligrosa

como una carta libre de sello y sin destino.

Hay monos en frac que me ofrecen bebidas

con guantes blancos y vasos de mayólica.

 

Hay un silencio que atrona en su voz en la madera

y tu mirada que perdura en el picante humo de la vida.

 

 

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