XII
Aquello
que pensé junto a tu cuna
contarte quiero aquí.
Pensé, mi bien, en cuanto la fortuna
reserva para ti.
En
el combate que te guarda acaso
el mundo engañador;
en las espinas que han de darte al paso
las rosas del amor.
En
el estudio grave, en el camino
que un día has de seguir;
en la callada esfinge del destino
que vela el porvenir.
En
esa frente, donde oculto siento
un germen, un botón,
que algún día dará de pensamiento
completa floración:
luz
que opaca al presente y misteriosa
mañana brillará
porque en sí tiene el alma, cual la rosa
en el capullo está…
Pensé
que, venturoso o desdichado,
con pena o con placer,
temprano o tarde, al panteón helado
tendrás que descender;
y
que yo debo a su recinto frío
antes que tú llegar…
y pensé muchas cosas, ángel mío,
que no acierto a expresar.
De:
“Las frases frágiles”
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