jueves, 2 de diciembre de 2021

LORENA GARDUÑO

 


 


El insomnio debe parecerse a la muerte
un oscilar alrededor de uno mismo
un encuentro perpetuo con la oscuridad
los ojos abiertos
las manos a los costados
el cuerpo estático
la helada piel
enramada por sogas metálicas
(las venas)
la carne abierta
(expuesta)
ceñida al soliloquio interminable
con su ser vagabundo
la soledad caliente
entremetida en el cuero cabelludo
lamiendo frenética los lóbulos
donde chapotea su violento sonido
con su unción de aceite quemado
la inquietud
sobre el tiempo imperfecto
las horas sin sentido ni forma
siempre atrás y sin reserva
que subsisten amparadas en su cinta de Moebius

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