Inquietudes
sentimentales: IX
Los
dioses revestidos de sus túnicas olímpicas, han venido a visitarme. Todos
conservan su majestad, todos menos el Amor, que se entretiene en hacer piruetas
a la luz de la lámpara y en amenazar con sus flechas a una japonesa de papier
maché, que marca una mancha oscura sobre el lecho.
El
latido de las sombras es tan suave, como el aleteo de una mariposa ensoñada
sobre la flor.
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