martes, 26 de abril de 2022

JOAQUÍN CIFUENTES SEPÚLVEDA

 

  

Un puñado de tierra

 

 

Que me den esas manos agua bendita y fresca,
que me den, Madre mía, agua fresca y bendita;
que un albor de azucena en mi carne florezca
y que sea dulzura en el alma proscrita.

Me alentará la fuerza de la tierra olorosa
y el lagrimear ingenuo será flor de ilusión;
buenos brazos serpientes serán nudo de rosa
en el lanzamiento de la transformación…

Que me den un puñado de la tierra, que al cuerpo
transformara en simiente y lo hará germinar,
y cubrirá el recuerdo de nuestro ensueño muerto
tierra de sepultura que se hará eternidad.

 

 

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