lunes, 18 de julio de 2022

LISEL MUELLER

 

 

 

Familias felices e infelices I

 


Si todas las familias felices son parecidas,

entonces lo son también las familias infelices,

cuyas vidas celebramos

porque se mueven y son cálidas,

porque son lo que pensamos que es la vida.

Alguien está mintiendo y a alguien

le están mintiendo. Alguien es golpeado

y alguien más está dando los golpes.

Alguien está rezando, o llora

porque no sabe cómo rezar.

Alguien bebe toda la noche;

alguien se arrincona en las esquinas;

alguien amenaza y alguien suplica.

Amargas palabras en la mesa,

amargos sollozos en la habitación;

represalias respirando en el espejo del baño.

La casa cruje con secretos;

todos elaboran un plan de escape.

Alguien se hace añicos sin sonido alguno.

A veces uno de ellos deja la casa

en camilla, en terrible silencio.

¡Cuánta energía roba el sufrimiento!

Es como un fuego que quema y quema

pero no puede incendiar hasta la extinción.

Las familias infelices nunca son ociosas;

siempre se encuentran dónde está la acción,

no como las otras, las felices,

que nunca levantan la voz

ni escupen sangre, que nunca hacen nada

para merecer su felicidad.

 

Versión por David Ruano González

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario