Tiempo
del mar
El
mar se mueve en mí, incesante, tranquilo.
El mar avanza al borde de los ojos desiertos
sin las cosas que amaban. Adonde vuelvo, vuelve
entre olas de azul quemado, como el alba
de mis desastres. Tuvo su imperioso color
la espada que subió del filo de una puerta,
y oblicuamente firme su brillo dividía
el corazón sin mengua, en la ignorancia entero.
Diez
años y diez años después la espada sube
en azul de tormenta. Adonde vuelvo, vuelve
y la punta del día con ella me acaricia. .
Aunque mis sueños trenzan sus coronas de abetos
para las fiestas de los que duermen,
no las puedo alcanzar ni me llegan sonidos,
voces ni letanías de brasas y de fuentes. ..
Con otros ojos sigo las huellas de mi ausencia
y el color de la llama en chamuscados bosques
donde los ojos míos ya no quieren mirar.
Sin
sueños el desvelo y desvelado el sueño,
adonde llego, sólo llega el mar que no duerme,
y su fría embriaguez vela por la apagada
lengua de fuego ardiente en pasados otoños.
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