Semuret
Por
cada caja de cincuenta libros furgonetas tráileres repletos de títulos
de
novedades enviadas en veinticuatro horas desde cualquier punto del mapa
si
tú en casa el pijama el café caliente y afuera enero el mes cruel
si
Luis traspasa la librería el cartel reza y yo rezo por cese de negocio
y la
llama que nos alumbra mitiga y el humo del candil nos ennegrece
si
fuiste culpable como lo fui yo si el espacio habitado con un móvil es un
desierto
Luis
coloca el candado en la trapa y dice hasta siempre me voy al pueblo
no
quiero más libros no más comerciales no más literatura de saldo
ya
no edita ya no lee porque la jubilación porque sus perros y la casa levantada
sobre
la tinta y las horas si el reloj dice hasta aquí limpiamos los cristales
retiramos
los carteles con cuidado y volvemos a colocarlos sobre el vidrio húmedo
resplandeciente
y el reclamo no sirve nadie parece dispuesto a tomar el testigo
nadie
quiere inmolarse delante de los camiones pasarán como las tropas moras
pasarán
por encima de mí y de tu cómodo pijama y lo harán con urgencia
porque
la urgencia y la poesía siempre estarán enfrentadas
De:
“El fondo del cubo”
No hay comentarios:
Publicar un comentario