Del regalo de la escritura
Hay
quien su oficio halla en falsificar
y
asiste a una reunión donde resulta decisivo
su
mundo, colocad un anillo y retiradlo
al
fuego de los días.
El
mar no significa nada
después
de descubrirlo
y,
sin embargo, dura;
no,
tampoco aquella montaña
significa
nada
y,
sin embargo, dura.
Que
no cambien las cosas que aparecen
si
de aquí he de extraer algún motivo
para
escribir ya sin las cosas,
pensar,
así, ya sin las cosas
acogido
por una ciencia joven
la
ciencia de las cosas que se abstienen,
la
ciencia de las cosas que campan a sus anchas.
De: “En el principio era América”
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