sábado, 29 de octubre de 2022

MARCO MARTOS

 

 

Ur, la voz de Wagner

 

 

En el sueño, abajo,
amenazas susurrantes
de la oscuridad primordial,
cavernas, aguas perpetuas
circulando entre las fogatas
y los hielos eternos.
¿Qué monstruos encontramos,
cuáles arrastramos por el fango
o viven en nuestros ojos ciegos?
Nadie lo sabe.
Oteamos una catástrofe al principio,
la enemistad entre los hombres,
el odio, los asesinatos,
las desdichas de los niños.
¿Para esto somos hombres?
Vivimos el crepúsculo,
la historia de los futuros
que no fueron:
muros silenciosos,
en medio de la meseta, feroces,
como en Sillustani,
donde silban todos los vientos,
como Hernán Cortés,
estudiando en Salamanca,
aspirando a sabio
o a ser un santo
muriendo de frío.
¿Acaso tú sabes,
George Steiner,
qué quiso decir
Schopenhauer cuando escribió:
“Perezca el mundo,
la música permanecerá”?
¿A qué se refería Kafka
cuando le dijo a Milena:
“Nadie canta con tanta pureza
como los que están
en el más profundo infierno;
su canto es lo que creemos
el canto de los ángeles”?
La belleza
que es sólo sonido,
es terrible
por los siglos de los siglos.
Suena y suena y suena
en la soledad del universo.

 

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