Efecto
Coriolis
A Xavier Oquendo
En
los límites de Quito
se arremolinan tres pétalos en un embudo.
El sur hechiza la marcha del tiempo
y el patio de la infancia acaricia mi carne.
Vertida
sobre el ecuador
parece el suero al pie de la cama de un enfermo;
no hay remolino y sedienta la engulle la tierra.
Un
metro al norte
y el remolino adelanta los relojes,
me hipnotizan sus círculos concéntricos,
caracolillos de agua que alcanzarán mi tumba.
Después
se arremolinan tres mundos en el tiempo
y a nosotros nos sucede lo del agua.
De:
“Los cisnes negros”
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