La
carta
Los hambrientos piden pan
Me
mandaron una carta
por
el correo temprano.
En
esa carta me dicen
que
cayó preso mi hermano
y,
sin lástima, con grillos,
por
la calle lo arrastraron, sí.
La
carta dice el motivo
que
ha cometido Roberto:
haber
apoyado el paro
que
ya se había resuelto.
Si
acaso esto es un motivo,
presa
también voy, sargento, sí.
Yo
que me encuentro tan lejos,
esperando
una noticia,
me
viene a decir la carta
que
en mi patria no hay justicia:
los
hambrientos piden pan,
plomo
les da la milicia, sí.
De
esta manera pomposa
quieren
conservar su asiento
los
de abanico y de frac,
sin
tener merecimiento.
Van
y vienen de la iglesia
y
olvidan los mandamientos, sí.
¿Habrase
visto insolencia,
barbarie
y alevosía,
de
presentar el trabuco
y
matar a sangre fría
a
quien defensa no tiene
con
las dos manos vacías?, sí.
La
carta que he recebido
me
pide contestación.
Yo
pido que se propale
por
toda la población
que
«El León» es un sanguinario
en
toda generación, sí.
Por
suerte tengo guitarra
para
llorar mi dolor;
también
tengo nueve hermanos
fuera
del que se engrilló.
Los
nueve son comunistas
con
el favor de mi Dios, sí.
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