domingo, 22 de junio de 2025

JUAN BONILLA

 

 

  

Poética

  

 

Escuchas un adagio

y de repente en ti algo se adagia.

Ese contagio

es una magia,

candela fría

en la que lo que alumbra es poesía.

 

Si te quema un poema

revelándote exacto

lo que dentro de ti se quema,

misteriosa materia al tacto,

dando palabras a lo que sabías,

ese fuego que exalta es poesía.

 

Si contra fe vencida por la nada

hallas consuelo que no se te quiebre

al encontrar hospicio en la mirada

de quien sabe darte su fiebre

y así salvas el día,

en esos ojos vive la poesía.

 

Si en ilegible sueño

tu padre, ya burlado de la muerte,

aparece y te abraza fuerte fuerte

aunque se ha convertido en un niño pequeño,

y su mirada hiere

cuando te dice que te quiere

(cosa que padre nunca dijo

y tú no se la dices a tu hijo),

esa escena baldía

esconde poesía.

 

Por encima del arte

que a Adonis hace fiero y bello a Marte,

cántico de la vida,

no le pidas que te cierre una herida,

más bien que te las abra

con eficaz palabra

helada en luz tan pura

que sea un simulacro de sutura.

 

Esa es su magia:

la poesía es fiebre y se contagia.

 

  

 

De: “Los días heterónomos”

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario