Río Napo
Una
vieja agarra mi mano
y me
regala un par de frutas,
sonríe
y dice que en este río
los
barcos cruzaban
tan
juntos unos de otros
que
era como si se besaran,
que no
me preocupe
porque
mi mal pasará
mientras
desliza
un
manojo de ruda
por
mi cabeza,
porque
todo lo importante
termina
siempre de repente,
dice,
mientras señala
con
su dedo índice la orilla:
el
camino por aquí
se
estrecha de pronto,
dice
que a esta altura del país
los
ríos se hacen más viejos
que
se encogen y se dividen
por
varias bifurcaciones
como
nuestras vidas,
hasta
que es imposible
encontrar
lo que una vez
los unía.
De: “Un mal de familia”
No hay comentarios:
Publicar un comentario