Tanto
miedo a llegar y descubrir mis ojos,
mis
labios y mis pies
viciados
e inservibles.
Que
el verdadero polvo del camino no entre en mi garganta
ni
el romero, con mi respiración, en mis fosas nasales
saturadas
de especies invasoras.
Tanto
miedo a haber sentido todo,
a
que sólo me reste rememorar un cuento
donde
no dejé espacio para Creta.
De:
“Viaje a Creta”
No hay comentarios:
Publicar un comentario