Relación sobre un ser superior
Mi perro, esta mañana, es dueño del sol.
Recostado, estrellas hacia adentro,
se disfruta y no siente el peso
de ese cuerpo que parece el aire y no es,
esa tristeza circundante y tendenciosa.
Viene de un camino más grato que el mío.
Sin política, sin religión
y, desde luego, sin culpa.
Ya estás un poco viejo,
pero tiene esa predisposición
de ir hacia la muerte sin prisa,
sin temor a despertar,
sin ganas de huir o ser mejor.
Su ausencia de ambición
y su corazón gigante se filtran por las estaciones
sin sentir el reloj,
por eso a veces siento que cree ser mi amo,
pero estoy seguro que
no necesita de esa soberbia.
El patio está sitiado por el sueño
y la orden es precisa,
respirar, sólo respirar.
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