"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
viernes, 31 de agosto de 2012
MARÍA CINTA MONTAGUT
No
existe el mar esta mañana...
No
existe el mar esta mañana
Porque todo comienza.
No existe el mar
Ni tiene límites mi cuerpo
Ni conozco la música,
Sangre sin sonido,
Súplicas vertidas en mi copa,
Dolor con alas,
Tímida apariencia de verdad
Y el viento,
Esta mañana.
Húmedo silencio de lejanía y nada
Como la brisa que respira el alba,
Tañido incierto,
Camino sin frontera en la mirada
No mar
No mañana.
Eterna voluntad. Desnuda el agua.
Porque todo comienza.
No existe el mar
Ni tiene límites mi cuerpo
Ni conozco la música,
Sangre sin sonido,
Súplicas vertidas en mi copa,
Dolor con alas,
Tímida apariencia de verdad
Y el viento,
Esta mañana.
Húmedo silencio de lejanía y nada
Como la brisa que respira el alba,
Tañido incierto,
Camino sin frontera en la mirada
No mar
No mañana.
Eterna voluntad. Desnuda el agua.
JORDI DOCE
Contacto
Escuché
tu canción
en el silencio de la noche.
De dónde venía o por qué
pareció atravesarme el corazón
como brusco zarpazo impredecible
son razones que supe sin saber.
Y tú no estabas, tú no debías estar
para que tu canción llegara
con la fuerza de un salto, de una flecha,
con el simple deseo de otro cuerpo
que ha hecho de la espera su deseo.
De dónde venía o por qué
pareció atravesarme el corazón
como brusco zarpazo impredecible
son razones que supe sin saber.
Y tú no estabas, tú no debías estar
para que tu canción llegara
con la fuerza de un salto, de una flecha,
con el simple deseo de otro cuerpo
que ha hecho de la espera su deseo.
De "Lección de
permanencia"
FERNANDO PESSOA
Autopsicografía
El
poeta es un fingidor.
Finge tan completamente
Que hasta finge que es dolor
El dolor que de veras siente.
Finge tan completamente
Que hasta finge que es dolor
El dolor que de veras siente.
Y
quienes leen lo que escribe,
Sienten, en el dolor leído,
No los dos que el poeta vive
Sino aquél que no han tenido.
Sienten, en el dolor leído,
No los dos que el poeta vive
Sino aquél que no han tenido.
Y
así va por su camino,
Distrayendo a la razón,
Ese tren sin real destino
Que se llama corazón.
Distrayendo a la razón,
Ese tren sin real destino
Que se llama corazón.
SERGIO GARCÍA
La
Estrella ha muerto…
La
estrella ha muerto
Pero
su luz
viajara
mucho
tiempo
antes
que
el ultimo
destello
deje
de
iluminar
el
cielo.
DAVID N. CAMPOS
Recorrer el vacío
Esta respiración desconocida sin
más pasos que recorran el vacío,
escondernos en la risa impotente,
buscar debajo del pasado por la llave
del borde del abismo.
Salta, salta al inminente
y desolado anhelo, abrázalo por no
abrazar nada, sufre
entre las piedras brillosas
esponjas
date a la molestia de molestarte
ama las prendas empolvadas de los viajes.
Pero juega
si es que has jugado alguna vez
aplaza la carga de los años
entrégate a las rodillas lastimadas
ignorantes.
Que no hay más que los días y las noches
el Sol se va cansando de alumbrar
su grito será el clímax de un final
el llanto ardiente, ardido,
todas nuestras luchas yacerán en el viento;
justo antes del corazón carbonizado
sentiremos al amor arder
todo lo inútil, lo ciego, lo triste
de habernos aferrado a eso que
alguna vez creímos nuestro deber.
Vivir.
más pasos que recorran el vacío,
escondernos en la risa impotente,
buscar debajo del pasado por la llave
del borde del abismo.
Salta, salta al inminente
y desolado anhelo, abrázalo por no
abrazar nada, sufre
entre las piedras brillosas
esponjas
date a la molestia de molestarte
ama las prendas empolvadas de los viajes.
Pero juega
si es que has jugado alguna vez
aplaza la carga de los años
entrégate a las rodillas lastimadas
ignorantes.
Que no hay más que los días y las noches
el Sol se va cansando de alumbrar
su grito será el clímax de un final
el llanto ardiente, ardido,
todas nuestras luchas yacerán en el viento;
justo antes del corazón carbonizado
sentiremos al amor arder
todo lo inútil, lo ciego, lo triste
de habernos aferrado a eso que
alguna vez creímos nuestro deber.
Vivir.
jueves, 30 de agosto de 2012
CARLOS MARIANIDIS
Pequeñas
cosas
Lo
conocí en la escuela. Nos prestamos la infancia,
el
banco, los recreos, el sol del mediodía,
los
vuelos del regreso a su casa, a la mía
y
compartimos tardes de olímpica vagancia.
Jugar
durante horas, aun cuando llovía,
mirarnos
con un gesto de estudiada arrogancia,
lanzarnos
mil abrojos con cruel beligerancia
y
pedazos de tierra hasta que anochecía.
Tirarnos
en el suelo y sentir la fragancia
de
la menta aplastada... Y ahora, a la distancia,
me
pregunto por qué no guardé de algún día
un
puñado de abrojos de los tantos que había,
o
un trébol, o un cascote con marcas de alegría.
Era
mi amigo. El resto, no tenía importancia.
RUBÉN DARÍO
Sonatina
La
princesa está triste...
¿Qué
tendrá la princesa?
Los
suspiros se escapan
de
su boca de fresa,
que
ha perdido la risa,
que
ha perdido el color.
La
princesa está pálida
en
su silla de oro,
está
mudo el teclado
de
su clave sonoro;
y
en un vaso olvidada
se
desmaya una flor.
ANTONIO MACHADO
Yo
voy soñando caminos
Yo
voy soñando caminos
de la tarde. ¡Las colinas
doradas, los verdes pinos,
las polvorientas encinas!...
¿Adónde el camino irá?
Yo voy cantando, viajero
a lo largo del sendero...
-La tarde cayendo está-.
"En el corazón tenía
la espina de una pasión;
logré arrancármela un día;
ya no siento el corazón."
de la tarde. ¡Las colinas
doradas, los verdes pinos,
las polvorientas encinas!...
¿Adónde el camino irá?
Yo voy cantando, viajero
a lo largo del sendero...
-La tarde cayendo está-.
"En el corazón tenía
la espina de una pasión;
logré arrancármela un día;
ya no siento el corazón."
JUAN RAMÓN JIMÉNEZ
Fin
de invierno
Cantan,
cantan.
¿Donde
cantan los pájaros que cantan?
Llueve
y llueve. Aún las ramas
están
sin hojas nuevas. Cantan, cantan
los
pájaros ¿En donde cantan
los
pájaros que cantan?
No
tengo pájaros en jaula.
No
hay niños que los vendan. Cantan.
El
valle está muy lejos. Nada...
Nada.
Yo no sé donde cantan
los
pájaros (y cantan, cantan)
los
pájaros que cantan.
JOSÉ MARÍA PEMÁN
En
los geranios rosas
¡Entre
los geranios rosas,
una
mariposa blanca!
Así
me gritó la niña,
la
de las trenzas doradas.
-Corre
a verla, corre a verla,
que
se te escapa.
Por
los caminos regados
del
oro nuevo del alba,
corrí
a los geranios y rosas,
¡y
ya no estaba!
Volví
entonces a la niña,
la
de las trenzas doradas.
No
estaba ya, iba a decirle.
Pero
ella tampoco estaba.
miércoles, 29 de agosto de 2012
FÉLIX LOPE DE VEGA
En
las mañanicas
En
las mañanicas
del
mes de mayo,
cantan
los ruiseñores,
se
alegra el campo.
En
las mañanicas
como
son frescas,
cubren
los ruiseñores
las
alamedas.
Ríense
las fuentes
tirando
perlas
a
las florecillas
que
están más cerca,
Vístense
las plantas
de
varias sedas,
que
sacar colores
poco
les cuesta.
Los
campos alegran
tapetes
varios;
Cantan
los ruiseñores
retumba
el campo.
ALMA VELASCO
El
Ave
El
ave
para
cantar
piensa
en el mar.
Está
enamorada la luna
de
la canción encantada
del
ave sobre mi cuna...
cuida
mis sueños un hada.
Mi
ave
es
melodía
de
cada día.
VICENTE GERBASI
Mi
padre el inmigrante
"Mi padre, Juan Bautista Gerbasi, cuya vida es el motivo de este
poema,
nació en una aldea viñatera de Italia, a orillas del Mar Tirreno,
y murió en Canoabo, pequeño pueblo venezolano escondido en una agreste
comarca del Estado Carabobo".
Vicente Gerbasi
XXIV
De
todo tu andar de antiguo caminante,
de todo tu sufrir en desamparo,
de soportar el peso del hacha o del saco,
de asistir al herido y repartir el pan,
sólo te quedó una casa,
a cuya puerta escribiste algunas palabras de la Biblia.
Aquella casa fue mi casa.
Mi casa pintada de cal, allá en mi aldea,
escondida entre el café y el cacao.
Otras casas había, rojas, azules, verdes, amarillas,
en mi aldea, que entre árboles
jugaba con niños y caballos.
Había una plaza con cabras y almendrones de apacible sombra,
y una iglesia de donde salía un Cristo,
en una urna de cristal, cuando la Semana Santa.
Yo nací en tu casa con palabras de la Biblia,
y allí estabas callado, con tus libros,
junto a mi madre y a mis pequeños hermanos.
Allí estaban tus noches,
todavía con las estrellas de otro mundo,
y allí tu amorosa soledad, tu vida, tus recuerdos.
Y allí estaba yo como una angustia para ti,
y tu trabajo y el sudor de tu frente;
y el canto de los sapos en las sombras,
y el tinajero en el corredor de la medianoche,
y las lluvias nocturnas que nos lanzaban a un oscuro amanecer.
¡Estábamos tan cerca de los árboles, del río y la montaña!...
Yo con mi alegría donde cantaba el cristofué,
tú con tu vida dura, con golpes y nostalgias,
de pie ante los días de mi infancia.
de todo tu sufrir en desamparo,
de soportar el peso del hacha o del saco,
de asistir al herido y repartir el pan,
sólo te quedó una casa,
a cuya puerta escribiste algunas palabras de la Biblia.
Aquella casa fue mi casa.
Mi casa pintada de cal, allá en mi aldea,
escondida entre el café y el cacao.
Otras casas había, rojas, azules, verdes, amarillas,
en mi aldea, que entre árboles
jugaba con niños y caballos.
Había una plaza con cabras y almendrones de apacible sombra,
y una iglesia de donde salía un Cristo,
en una urna de cristal, cuando la Semana Santa.
Yo nací en tu casa con palabras de la Biblia,
y allí estabas callado, con tus libros,
junto a mi madre y a mis pequeños hermanos.
Allí estaban tus noches,
todavía con las estrellas de otro mundo,
y allí tu amorosa soledad, tu vida, tus recuerdos.
Y allí estaba yo como una angustia para ti,
y tu trabajo y el sudor de tu frente;
y el canto de los sapos en las sombras,
y el tinajero en el corredor de la medianoche,
y las lluvias nocturnas que nos lanzaban a un oscuro amanecer.
¡Estábamos tan cerca de los árboles, del río y la montaña!...
Yo con mi alegría donde cantaba el cristofué,
tú con tu vida dura, con golpes y nostalgias,
de pie ante los días de mi infancia.
GABRIEL CELAYA
Morir
¡Ay
tú, siempre lejana!
(Tu cuerpo poseído
me parece aún intacto.)
¡Ay, tu sonrisa esquiva!
¡Ay, tus palabras vagas!
Todo tan sin sentido
(adorable, imposible!)
que no eres tú, no es nada,
es la nada lo que amo
revestida de luces
que en suave piel resbalan.
(Tu cuerpo poseído
me parece aún intacto.)
¡Ay, tu sonrisa esquiva!
¡Ay, tus palabras vagas!
Todo tan sin sentido
(adorable, imposible!)
que no eres tú, no es nada,
es la nada lo que amo
revestida de luces
que en suave piel resbalan.
Desnúdate,
¿qué importa?
Ya sólo sé morirme
y no mirarte. Canto
cierto nácar cambiante,
deseo con mil nombres
que aquí brilla variando,
ternura, o llanto, o dicha,
o -querida, querida, querida-
no saber qué se dice,
morir tu misma muerte,
rozarte así imposible.
Ya sólo sé morirme
y no mirarte. Canto
cierto nácar cambiante,
deseo con mil nombres
que aquí brilla variando,
ternura, o llanto, o dicha,
o -querida, querida, querida-
no saber qué se dice,
morir tu misma muerte,
rozarte así imposible.
MARIO BENEDETTI
Estados
de ánimo
A veces me siento como un águila en el
aire ...
(A propósito de una canción de de Pablo Milanés)
(A propósito de una canción de de Pablo Milanés)
Unas
veces me siento
como pobre colina,
y otras como montaña
de cumbres repetidas,
unas veces me siento
como un acantilado,
y en otras como un cielo
azul pero lejano,
a veces uno es
manantial entre rocas,
y otras veces un árbol
con las últimas hojas,
pero hoy me siento apenas
como laguna insomne,
con un embarcadero
ya sin embarcaciones,
una laguna verde
inmóvil y paciente
conforme con sus algas
sus musgos y sus peces,
sereno en mi confianza
confiando en que una tarde,
te acerques y te mires..
te mires al mirarme.
como pobre colina,
y otras como montaña
de cumbres repetidas,
unas veces me siento
como un acantilado,
y en otras como un cielo
azul pero lejano,
a veces uno es
manantial entre rocas,
y otras veces un árbol
con las últimas hojas,
pero hoy me siento apenas
como laguna insomne,
con un embarcadero
ya sin embarcaciones,
una laguna verde
inmóvil y paciente
conforme con sus algas
sus musgos y sus peces,
sereno en mi confianza
confiando en que una tarde,
te acerques y te mires..
te mires al mirarme.
martes, 28 de agosto de 2012
CARMEN GIL
El
sapo verde
Ese
sapo verde
se esconde y se pierde;
así no lo besa
ninguna princesa.
se esconde y se pierde;
así no lo besa
ninguna princesa.
Porque
con un beso
él se hará princeso
o príncipe guapo;
¡y quiere ser sapo!
él se hará princeso
o príncipe guapo;
¡y quiere ser sapo!
No
quiere reinado,
ni trono dorado,
ni enorme castillo,
ni manto amarillo.
ni trono dorado,
ni enorme castillo,
ni manto amarillo.
Tampoco
lacayos
ni tres mil vasallos.
Quiere ver la luna
desde la laguna.
ni tres mil vasallos.
Quiere ver la luna
desde la laguna.
Una
madrugada
lo encantó alguna hada;
y así se ha quedado:
sapo y encantado.
lo encantó alguna hada;
y así se ha quedado:
sapo y encantado.
Disfruta
de todo:
se mete en el lodo
saltándose, solo,
todo el protocolo.
se mete en el lodo
saltándose, solo,
todo el protocolo.
Y
le importa un pito
si no está bonito
cazar un insecto;
¡que nadie es perfecto!
si no está bonito
cazar un insecto;
¡que nadie es perfecto!
¿Su
regio dosel?
No se acuerda de él.
¿Su sábana roja?
Prefiere una hoja.
No se acuerda de él.
¿Su sábana roja?
Prefiere una hoja.
¿Su
yelmo y su escudo?
Le gusta ir desnudo.
¿La princesa Eliana?
Él ama a una rana.
Le gusta ir desnudo.
¿La princesa Eliana?
Él ama a una rana.
A
una rana verde
que salta y se pierde
y mira la luna
desde la laguna.
que salta y se pierde
y mira la luna
desde la laguna.
VICENTE GERBASI
Bosque
de música
Mi
ser fluye en tu música,
bosque dormido en el tiempo,
rendido a la nostalgia de los lagos del cielo.
¿cómo olvidar que soy oculta melodía
y tu adusta penumbra voz de los misterios?
He interrogado los aires que besan la sombra,
he oído en el silencio tristes fuentes perdidas,
y todo eleva mis sueños a músicas celestes.
Voy con las primaveras que te visitan de noche,
que dan vida a las flores en tus sombras azules
y me revelan el vago sufrir de tus secretos.
Tu sopor de luciérnagas es lenta astronomía
que gira en mi susurro de follaje en el viento
y alas da a los suspiros de las almas que escondes.
¿Murió aquí el cazador, al pie de las orquídeas,
el cazador nostálgico por tu magia embriagado?
Oh, bosque: tú que sabes vivir de soledades
¿adonde va en la noche el hondo suspirar?
bosque dormido en el tiempo,
rendido a la nostalgia de los lagos del cielo.
¿cómo olvidar que soy oculta melodía
y tu adusta penumbra voz de los misterios?
He interrogado los aires que besan la sombra,
he oído en el silencio tristes fuentes perdidas,
y todo eleva mis sueños a músicas celestes.
Voy con las primaveras que te visitan de noche,
que dan vida a las flores en tus sombras azules
y me revelan el vago sufrir de tus secretos.
Tu sopor de luciérnagas es lenta astronomía
que gira en mi susurro de follaje en el viento
y alas da a los suspiros de las almas que escondes.
¿Murió aquí el cazador, al pie de las orquídeas,
el cazador nostálgico por tu magia embriagado?
Oh, bosque: tú que sabes vivir de soledades
¿adonde va en la noche el hondo suspirar?
GABRIEL CELAYA
De
noche
Y
la noche se eleva como música en ciernes,
y las estrellas brillan temblando de extinguirse,
y el frío, el claro frío,
el gran frío del mundo,
la poca realidad de cuanto veo y toco,
el poco amor que encuentro,
me mueven a buscarte,
mujer, en cierto bosque de latidos calientes.
y las estrellas brillan temblando de extinguirse,
y el frío, el claro frío,
el gran frío del mundo,
la poca realidad de cuanto veo y toco,
el poco amor que encuentro,
me mueven a buscarte,
mujer, en cierto bosque de latidos calientes.
Sólo
tú, dulce mía,
dulce en los olores de savia espesa y fuerte,
sin palabras, muy cerca, palpitando conmigo,
sólo tú eres real en un mundo fingido;
y te toco, y te creo,
y eres cálida y suave matriz de realidades,
amante, amparo, madre,
o peso de la tierra que sólo en ti acaricio,
o presencia que aún dura cuando cierro los ojos,
fuera de mí, tan bella.
dulce en los olores de savia espesa y fuerte,
sin palabras, muy cerca, palpitando conmigo,
sólo tú eres real en un mundo fingido;
y te toco, y te creo,
y eres cálida y suave matriz de realidades,
amante, amparo, madre,
o peso de la tierra que sólo en ti acaricio,
o presencia que aún dura cuando cierro los ojos,
fuera de mí, tan bella.
CLARA JANÉS
Fue
al alba...
Fue
al alba,
perdona por la hora.
Tus párpados del sueño callaban
debajo de mi almohada
y al irrumpir la luz primera
se dibujó en el blanco
tu entrecejo fruncido
y tu voz murmuró unas palabras.
En el candil
dejaste un gesto de fatiga
y luego
tu mirada me llamó
desde las rosas.
Corrí a abrazarlas
y me senté a la mesa
y en el papel vacío
seguí los trazos
que tu mano deslizaba.
Desenredó del miedo
el oculto sentido,
del miedo a ya no ser para ser con,
del miedo a no saber
si uno podrá abarcar esa divina mutación
de ser en uno dos,
siendo arrancado
y arrancando así al otro de la muerte.
Y en la página
tomó vivo sentido
la palabra resurrección.
perdona por la hora.
Tus párpados del sueño callaban
debajo de mi almohada
y al irrumpir la luz primera
se dibujó en el blanco
tu entrecejo fruncido
y tu voz murmuró unas palabras.
En el candil
dejaste un gesto de fatiga
y luego
tu mirada me llamó
desde las rosas.
Corrí a abrazarlas
y me senté a la mesa
y en el papel vacío
seguí los trazos
que tu mano deslizaba.
Desenredó del miedo
el oculto sentido,
del miedo a ya no ser para ser con,
del miedo a no saber
si uno podrá abarcar esa divina mutación
de ser en uno dos,
siendo arrancado
y arrancando así al otro de la muerte.
Y en la página
tomó vivo sentido
la palabra resurrección.
"Kampa I - Antología
personal" 1979
MARIO BENEDETTI
De
árbol en árbol
a Ambrosio y Silvia
Los
árboles
¿serán acaso solidarios?
¿digamos el castaño de los campos elíseos
con el quebrancho de entre ríos
o los olivos de jaén
con los sauces de tacuarembó?
¿serán acaso solidarios?
¿digamos el castaño de los campos elíseos
con el quebrancho de entre ríos
o los olivos de jaén
con los sauces de tacuarembó?
¿le
avisará la encina de westfalia
al flaco alerce de tirol
que administre mejor su trementina?
al flaco alerce de tirol
que administre mejor su trementina?
y
el caucho de pará
o el baobab en las márgenes del cuanza
¿provocarán al fin la verde angustia
de aquel ciprés de la mission dolores
que cabeceaba en frisco
california?
o el baobab en las márgenes del cuanza
¿provocarán al fin la verde angustia
de aquel ciprés de la mission dolores
que cabeceaba en frisco
california?
¿se
sentirá el ombú en su pampa de rocío
casi un hermano de la ceiba antillana?
casi un hermano de la ceiba antillana?
los
de este parque o aquella floresta
¿se dirán de copa a copa que el muérdago
otrora tan sagrado entre los galos
ahora es apenas un parásito
con chupadores corticales?
¿se dirán de copa a copa que el muérdago
otrora tan sagrado entre los galos
ahora es apenas un parásito
con chupadores corticales?
¿sabrán
los cedros del líbano
y los caobos de corinto
que sus voraces enemigos
no son la palma de camagüey
ni el eucalipto de tasmania
sino el hacha tenaz del leñador
la sierra de las grandes madereras
el rayo como látigo en la noche?
y los caobos de corinto
que sus voraces enemigos
no son la palma de camagüey
ni el eucalipto de tasmania
sino el hacha tenaz del leñador
la sierra de las grandes madereras
el rayo como látigo en la noche?
lunes, 27 de agosto de 2012
EMILIO BALLAGAS
Cancioncilla
Cada
cosa tiene un pulso:
Pon la mano en su latido.
Cada cosa dice algo:
acerca humilde el oído.
Poema de la ele
Tierno glú-glú de la ele,
Ele espiral del glú-glú.
En glorígloro aletear:
Palma, clarín, ola, abril…
Tierno la-le-li-lo-lú,
Verde tierno, glorimar…
Ukelele… balalaika…
En glorígloro aletear,
libre, suelto, saltarín,
¡tierno glú-glú de la ele!.
Pon la mano en su latido.
Cada cosa dice algo:
acerca humilde el oído.
Poema de la ele
Tierno glú-glú de la ele,
Ele espiral del glú-glú.
En glorígloro aletear:
Palma, clarín, ola, abril…
Tierno la-le-li-lo-lú,
Verde tierno, glorimar…
Ukelele… balalaika…
En glorígloro aletear,
libre, suelto, saltarín,
¡tierno glú-glú de la ele!.
VICENTE GERBASI
Los
enamorados
Los
rostros de los enamorados, en el césped,
se vuelven indiferentes, hacia el trueno,
hasta que brillen en la lluvia
que hace temblar las flores.
se vuelven indiferentes, hacia el trueno,
hasta que brillen en la lluvia
que hace temblar las flores.
Entre
durazneros y almendros,
que al giro de las estaciones
se cubren de abejas,
los enamorados
son un infinito instante,
el sueño del tiempo
estremecido en su propia tempestad.
que al giro de las estaciones
se cubren de abejas,
los enamorados
son un infinito instante,
el sueño del tiempo
estremecido en su propia tempestad.
El
relámpago va huyendo
entre rosas y gallos.
entre rosas y gallos.
El
tiempo se hunde con ramas y nubes
en las charcas que de la lluvia
cerca de los enamorados
que eternamente olvidan
su propia historia,
abandonados al relámpago
y a un sabor de mieles silvestres.
en las charcas que de la lluvia
cerca de los enamorados
que eternamente olvidan
su propia historia,
abandonados al relámpago
y a un sabor de mieles silvestres.
GABRIEL CELAYA
Deseada
Deseada,
¡tan suave!,
confín donde resbalo.
¡Oh siempre un poco ausente,
suspendida en la nada!
confín donde resbalo.
¡Oh siempre un poco ausente,
suspendida en la nada!
¿Son
tus ojos dulces?
No, que está turbado
tu mirar brillante
de anhelos contrarios.
No, que está turbado
tu mirar brillante
de anhelos contrarios.
Yo
te amo, te amo, te amo,
todo lleno de alas tempestuosas,
y de garras, de furias,
de dolor, por abrirme.
todo lleno de alas tempestuosas,
y de garras, de furias,
de dolor, por abrirme.
¡Oh,
tenme en tu sonrisa,
en tu sombra, en lo leve
de tu mano impalpable!
¡Tenme en tu caricia!
en tu sombra, en lo leve
de tu mano impalpable!
¡Tenme en tu caricia!
¿A
qué llamas cambiando?
¿Qué me pides furtiva?
¡Oh tú, siempre ignorada,
tú siempre antigua y nueva!
¿Qué me pides furtiva?
¡Oh tú, siempre ignorada,
tú siempre antigua y nueva!
Ven
más cerca. No temas.
Tu mano tibia tiembla,
tu cintura se atreve
con sobresaltos, mía. ¡Mía, deseada!
Tu mano tibia tiembla,
tu cintura se atreve
con sobresaltos, mía. ¡Mía, deseada!
Y
aún sonríes con ojos
inocentes y raros.
¡Oh, dime! ¿Qué sugieren
tus ojos arcaicos?
inocentes y raros.
¡Oh, dime! ¿Qué sugieren
tus ojos arcaicos?
Cabelleras,
torrentes,
músicas perdidas,
corazón: esa ave
que, cogida, tiembla.
músicas perdidas,
corazón: esa ave
que, cogida, tiembla.
Y
tú, esquiva, flotando
desnuda, lenta y suave.
Tú, chiquita, huida
en un cielo sin nadie.
desnuda, lenta y suave.
Tú, chiquita, huida
en un cielo sin nadie.
¡Oh
dime, deseada,
cómo hay que abrazarte
mientras tu boca expira
en la mía, sin habla!
cómo hay que abrazarte
mientras tu boca expira
en la mía, sin habla!
Di
si tu remota
belleza en tu cuerpo
puedo yo apresarla.
Puedo así matarte.
belleza en tu cuerpo
puedo yo apresarla.
Puedo así matarte.
Deseada,
ya basta.
Deseada, no puedo.
Deseada, tú quieres
que yo muera contigo.
Deseada, no puedo.
Deseada, tú quieres
que yo muera contigo.
CLARA JANÉS
No
sé
Soy
hermosa y mi piel es suave
y el viento del mar me devuelve rocío
de tiernas tersuras.
Mi cabello perfumo y adorno de áurea madreselva
y mi pecho es redondo y casi virginal.
Tuve un amante que ensalzó mis caderas
y mi forma de amar intensa y silenciosa.
Podría ser aún como un río de luz en tus brazos.
No sé qué te retiene, si furtivo, he visto
un destello de ardor en tu gesto al pasar.
y el viento del mar me devuelve rocío
de tiernas tersuras.
Mi cabello perfumo y adorno de áurea madreselva
y mi pecho es redondo y casi virginal.
Tuve un amante que ensalzó mis caderas
y mi forma de amar intensa y silenciosa.
Podría ser aún como un río de luz en tus brazos.
No sé qué te retiene, si furtivo, he visto
un destello de ardor en tu gesto al pasar.
Can I go forward when m y heart
is here?
No
conozco la astucia,
no soy como la hoja del chopo
que en oruga se oculta y arracima
antes de dar su tierno cuerpo al viento,
soy clara y sin pudor,
soy entera y tajante,
y no sé seducir.
no soy como la hoja del chopo
que en oruga se oculta y arracima
antes de dar su tierno cuerpo al viento,
soy clara y sin pudor,
soy entera y tajante,
y no sé seducir.
"Eros" 1981
MARIO BENEDETTI
Defensa
de la alegría
a Trini
Defender
la alegría como una trinchera
defenderla del escándalo y la rutina
de la miseria y los miserables
de las ausencias transitorias
y las definitivas
defender la alegría como un principio
defenderla del pasmo y las pesadillas
de los neutrales y de los neutrones
de las dulces infamias
y los graves diagnósticos
defenderla del escándalo y la rutina
de la miseria y los miserables
de las ausencias transitorias
y las definitivas
defender la alegría como un principio
defenderla del pasmo y las pesadillas
de los neutrales y de los neutrones
de las dulces infamias
y los graves diagnósticos
defender
la alegría como una bandera
defenderla del rayo y la melancolía
de los ingenuos y de los canallas
de la retórica y los paros cardiacos
de las endemias y las academias
defenderla del rayo y la melancolía
de los ingenuos y de los canallas
de la retórica y los paros cardiacos
de las endemias y las academias
defender
la alegría como un destino
defenderla del fuego y de los bomberos
de los suicidas y los homicidas
de las vacaciones y del agobio
de la obligación de estar alegres
defenderla del fuego y de los bomberos
de los suicidas y los homicidas
de las vacaciones y del agobio
de la obligación de estar alegres
defender
la alegría como una certeza
defenderla del óxido y de la roña
de la famosa pátina del tiempo
del relente y del oportunismo
de los proxenetas de la risa
defenderla del óxido y de la roña
de la famosa pátina del tiempo
del relente y del oportunismo
de los proxenetas de la risa
defender
la alegría como un derecho
defenderla de dios y del invierno
de las mayúsculas y de la muerte
de los apellidos y las lástimas
del azar
y también de la alegría.
defenderla de dios y del invierno
de las mayúsculas y de la muerte
de los apellidos y las lástimas
del azar
y también de la alegría.
domingo, 26 de agosto de 2012
JOSÉ GOROSTIZA
La
orilla del mar
No
es agua ni arena
la orilla del mar.
la orilla del mar.
El
agua sonora
de espuma sencilla,
el agua no puede
formarse la orilla.
Y porque descanse
en muelle lugar,
no es agua ni arena
la orilla del mar.
de espuma sencilla,
el agua no puede
formarse la orilla.
Y porque descanse
en muelle lugar,
no es agua ni arena
la orilla del mar.
Las
cosas discretas,
amables, sencillas;
las cosas se juntan
como las orillas.
amables, sencillas;
las cosas se juntan
como las orillas.
Lo mismo los labios,
si quieren besar.
No es agua ni arena
la orilla del mar.
si quieren besar.
No es agua ni arena
la orilla del mar.
Yo
sólo me miro
por cosa de muerto;
solo, desolado,
como en un desierto.
por cosa de muerto;
solo, desolado,
como en un desierto.
A
mí venga el lloro,
pues debo penar.
No es agua ni arena
la orilla del mar.
pues debo penar.
No es agua ni arena
la orilla del mar.
CARLOS BARRAL
Pájaros
para Yvonne
Tu
cuerpo en qué alegría de revuelo,
que inmediación de trinos, ¡oh agitada
pasión de ti, de tórtola inspirada,
de azul y pluma en claro azul! (Uccello)
que inmediación de trinos, ¡oh agitada
pasión de ti, de tórtola inspirada,
de azul y pluma en claro azul! (Uccello)
Pájaro.
Sal. Escribe por el suelo
el gozo de tu jaula enamorada.
Sea risueña alcándara la espada
de gavilán blandida para el duelo.
el gozo de tu jaula enamorada.
Sea risueña alcándara la espada
de gavilán blandida para el duelo.
Yo,
tu fronda apartada. Permanente
árbol donde resuena tu destino,
leeré tu trayectoria. Se adivina
árbol donde resuena tu destino,
leeré tu trayectoria. Se adivina
tan
bien lo que se espera... Del camino
oblicuo, qué te importa, ¡oh diferente
mirlo de luz si vienes a la encina!
oblicuo, qué te importa, ¡oh diferente
mirlo de luz si vienes a la encina!
De Alcalá, n° 20, 1952
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