jueves, 9 de agosto de 2012

MARÍA SANZ





Del propio ser



Es la segunda vez.
Como temblor de muerte,
azul de despedida,
sendero para un viento que destierra.

Ausencia y abandono
del propio ser. Locura sosegada
moviendo sus océanos.

Como ráfaga eterna,
como alas de mármol,
final para volver, ya sin principio.
Es la segunda vez que nace el cuerpo.


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