sábado, 8 de diciembre de 2012

ARTURO CARRERA





Niño portátil
 



En contracampo también,
ya no es un sueño, 

las yeguas de la noche
comían hierba en mí. 

...vigía y
todos como nadie saben
heliotropo de su sangre. 

Huéspedes de una edad parecida a la infancia
pero que contiene todavía el habla
que desconocimos.

Y allí nos reúne el miedo a que la palabra sea
su implacable presencia de custodio
en la pesadilla. 

Un caracol dormido
que hacia sí mismo sube, 

y aunque se rebela como una baba plateada
y laberíntica,
otra voz lo lame. 

¿Llueve?
El viento viene a barrer suavemente las cosas.

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