sábado, 8 de diciembre de 2012

MARÍA ROSAL






Casandra



Desmedida en tu huella,
eres hija inocente
del desierto y las olas.
Azul incandescencia.
Remota en tus senderos,
en la cumbre perfecta
del racimo y los labios,
cíngulo de tu aliento,
dormido en las adelfas.

           ¿Eres diosa o camino?
           Mujer acaso. Y basta.


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