lunes, 21 de enero de 2013

ANA MIRAVALLES





2


El desierto sería fascinante
si tuviera infinitos
médanos de arena, ocasos
radiantes de luz, frías las noches
y oasis con palmeras y agua
fresca en el fondo de un pozo
o en el espejo 

Inconmensurable

del horizonte.

Pero no.

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