Una
noche de seda…
Una
noche de seda, de secreto,
de
silencio, de calma y de dulzura,
todo
velado, leve, vago, quieto
y
evanescente en la arboleda oscura…
Pálida
noche misteriosa y pura,
nada,
en ella, vivía por completo;
la
frase era un suspiro de ternura
la
idea desmayaba sin objeto…
Te
sentí, como en sueños, a mi lado,
lánguida
e impalpable forma clara,
temiendo
que la brisa te llevara.
-
¿Por qué me dejas? –murmuré angustiado-
por
mi mano resbalas, sueva y triste…
-
No soy yo: es una lágrima… -dijiste.
De “Versos del anochecer”
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